Hoy fue un día diferente a lo que pensé iba a ser, Salí con un chico que había conocido en rock al parque (es un concierto gratuito en Bogotá en el que invitan bandas nacionales e internacionales y dura 3 días). Bueno, es complicado y no quiero explicarlo bien, pero desde que conocí a ese chico me atrajo demasiado, el me agrego a Facebook y yo lo acepte, empezamos a hablarnos mucho y me dijo que nos viéramos de nuevo, y decidí hacerlo hoy.
El caso fue que nos vimos y fuimos a fumar corinto a un conjunto de edificios en el que el antes vivía, solo sé que todo me daba vueltas y el sonido de su voz retumbaba en mis oídos como suaves aleteos de mariposa, tenía una energía muy bonita y me sentí muy a gusto con él. Hablamos de demasiadas cosas, nos perdimos en el humo de los cigarrillos y creamos siluetas de palabras con nuestras bocas que no parecían querer llegar al tedio. Nos reímos por las formas de las nubes, nos reímos por los tentáculos de los calamares, por las caras de los calamares, por la incoherencia del día, por la incoherencia de la vida, por la incoherencia de todo.
No quiero dejarme llevar demasiado por esta clase de cosas, ni por los sentimientos, a mí me encanta entregar todo cuando de verdad me intereso por alguien, y sé que seguiré siendo así siempre, yo solo digo que debo ser cada vez más fuerte porque no aguanto más los desplantes de la gente; De las malditas gentes, que a veces no saben la forma en la que hieren sus acciones, sus palabras, sus sonrisas, sus oraciones afiladas. No quiero depender de lo que la gente hace, pero debo confesar que entregar sin recibir se supone es algo que te hace sentir bien, es un sentimiento muy hermoso, pero a veces es un sentimiento de felicidad vacía.
Pensé en el antes de escribir esta entrada, mientras la escribía, y seguiré pensándolo cuando termine de escribirla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario