Todo es patético.

Es como si todos andaran, como si todos caminaran hacia sus metas, como si se fueran por el camino recto. Mi camino son un montón de curvas y direcciones diferentes, no sé qué dirección tomar, todos siguen el ritmo de la vida y yo me quedo estática como espectadora de todo lo que sucede. El mundo no me gusta, la sociedad no me gusta, así como hay gente que no le gustan las uvas pasas o las verduras, a mí no me gusta la corriente monótona de la vida.  ¿Qué puedo hacer? Me tocó esta puta inconformidad que caracteriza mis días, nunca es suficiente, siempre siento ese enorme vacío en mi cuerpo, en mi corazón.

 Duermo sin tener sueño, hablo sin decir nada, como sin tener hambre, sonrío sin sentir ganas.

Me pintaron el alma de color negro, me camuflo con los gritos de la noche para que mis lágrimas no se vean. Todo lo que no he llorado me lo he comido en azúcar refinada; necesito veneno en mis venas, necesito algo que me llene, algo que no sea drogas ni comida.  ¿Pero qué puede ser eso que tanto necesito? Tal vez alguien que me ame, tal vez alguien que me diga que soy una gran persona, alguien que me diga que no necesito ser perfecta o delgada, son cosas que tal vez yo ya sepa, pero necesito que otra persona me las diga para  creérmelas.

Estaba en la estación del transmilenio esperando a que llegara mi bus y había una pareja de novios, ellos hablaban de lo mucho que se amaban y de los planes que tenían para el fin de semana. Mientras ellos pensaban en su feliz futuro,  yo pensaba en si debía atracarme con chocolates o galletas (¡Bravo Pink! ¡Que gran vida!)

Patética, tonta

sola

sola 

sola 

sola yo estoy.