Disfruta.

Quisiera ser más clara cuando explico las sensaciones, los carruajes que pasan en mis sueños por las noches, los incendios en los bosques de mi alma. Pero cada uno de nosotros tiene su universo, infinito, interminable, cambiante, que tal vez ni tú mismo conoces realmente. Miren, estaba esperando a que me recogieran los responsables de mis sonrisas, íbamos a cine, yo vivo, soy joven, y mi abuela se queda todo el día en la cama cambiando canales, viendo programas sobre cosas que ni siquiera comprende; yo mientras tanto paseo con ellos, corremos y caminamos y cantamos canciones que no se inventan en ningún otro lado, solo en el auto viejo del novio de mi amiga.

Y miramos, abrimos nuestras ventanas y dejamos sacudir los cabellos al viento, pensando que nos perdíamos mucha vida quedándonos encerrados en las cuatro paredes de un cuarto que decorábamos con miedo, con tristeza. Pero ya no, abrí las cortinas, dejé que el sol de las 3 de la tarde entrara y dejara su olor cálido encima de mis peluches y mis cojines, ya no tengo ese lugar donde duermo como un santuario a la melancolía, a los días tristes sin comida, ya no, ahora es un lugar hermoso y permanente, el lugar a donde llego a descansar mi cabeza estallada luego de un día de éxtasis, de humo, de gozo en el alma.

He descubierto nuevos pasajes en los libros que leía, antes solo subrayaba la soledad del nudo que se creaba en la historia, pero no me daba cuenta de los desenlaces, de los momentos felices de los personajes en sus páginas, ahora sé que es cierto que uno ve las cosas según el color del aura, de la sonrisa, de los días que pasan rápido por encima del corazón, y ya no, como decía Rafael Chaparro , ya no me voy a dejar crecer los pelos en la lengua.

Voy a quedarme a disfrutar mi juventud, no voy a dejar que se me escape, no voy a desperdiciarla, no quiero quedarme en mi cama pasando canales y viendo programas sobre cosas que no entiendo como lo hace la abuela.

Tú decides si quieres escuchar.