LSD.

Yo estaba cansada de todo lo que estaba haciendo, de mi carrera, de la gente de mi universidad, de mis profesores; lo único que quería hacer era salir con mis amigos de mecatrónica a reírme y a fumar cigarrillos felices, he aprendido tanto de ellos, no lo saben pero me han ayudado en muchos aspectos de mi vida,  ahora vivo de verdad, que bueno tener amigos que te hagan sentir así. Se supone que íbamos a tomar LSD el viernes todos juntos, pero el plan se arruinó y todos terminaron yéndose por su lado, de todas formas yo me compré mi papel y lo guardé con la intención de consumirlo con otra amiga que estaba cerca; la llamé, me fui hasta donde estaba y me presentó a sus amigos, no parecían de ese tipo de plan, se fumaron un porro y ni siquiera me ofrecieron, desde ese momento supe que no me agradarían.

Giyo (Mi amiga) me dijo que iban a hacer una fiesta en la casa del chico que le gustaba, el cual se fue a almorzar y nunca regresó. Como no teníamos casa ni farra, nos compramos 8 litros de cerveza águila y tomamos un rato mientras escuchábamos a un grupo de músicos que estaban botados en el pasto cerca de nosotros, tocando música francesa con una guitarra y un acordeón, quería estar en ese grupo, me sentía tan incómoda, ni siquiera sabía de qué hablar con esos idiotas antipáticos, hasta mi amiga se portaba extraño estando con ellos.  Al final decidimos ir a jugar billar, el cual no jugamos  porque todo estaba lleno, entonces subimos al segundo piso donde estaban las mesas para sentarnos a tomar otro rato, era un bar de mala muerte, habían botellas por todo el piso, encima de las mesas, incluso habían botellas en el baño, no es que me molesten esos sitios, uno se hace el ambiente estando en cualquier lado, pero con esa gente no me sentía nada bien, además que 2 de ellos estaban ya ebrios y estaban jugando a ver quién parpadeaba primero, el juego es divertido pero no lo era en ese momento, tal vez estaba amargada porque no pude tener mi viaje, al final decidí irme, me preguntaron porque me iba y no dije nada, creo que era demasiado obvio.

De camino a mi casa me di cuenta que necesitaba ese viaje con ácido, el LSD es un descubrimiento profundo de ti mismo, estaba pasando por una crisis con mi carrera, no estaba segura si estaba estudiando lo correcto,  quería realizar esa experiencia con el propósito de responderme esa pregunta.  Al pensar en todas esas cosas me di cuenta que debía consumirlo sola en mi casa, cuando todos se durmieran, de todas formas no me iba a dar sueño porque el LSD  te pone muy activo y no te deja dormir, tomarlo sola fue la mejor decisión, ya que ese viaje era para mí. Había escuchado antes muchísimas historias sobre personas que tenían un “malviaje” por consumirlo solas, incluso  investigué en internet y leí lo mismo, pero  me dije a mi misma que la experiencia que tengas con el trip depende de tu estado de ánimo y del lugar en el que te encuentres, además  en ese momento me sentía bien, dispuesta a tener un buen viaje, estaba cómoda, en pijama, caliente y segura en mi casa  ¿Qué podía salir mal?

Así que lo hice, me lo comí exactamente a las 11:00 de la noche, el ácido se demora como media hora o una hora en hacerte efecto, en mi se demoró como 40 minutos, estaba en el computador chateando con unos amigos, estaba escogiendo videos musicales para mirar cuando estuviera en modo psicodélico, me encanta ver videos en el computador cuando fumo marihuana sola, pero nunca había consumido LSD sola, ver videos bajo efecto del LSD es una cosa totalmente distinta. Sé que todos esperan intrigados a que describa lo que sentí, lo haré por supuesto, pero lo que voy a escribir es algo muy superficial, la sensación es algo muy difícil de explicar, es algo grandioso, me sentía tan bien que no quería que se me pasara el efecto, de hecho el efecto de esta droga es muy largo, dura de 8 a 10 horas, incluso a 12 horas, depende de la cantidad que consumas.

Empecé a sentir el efecto a las 12:00, me puse a ver un video que se llama “500 años de pinturas femeninas”, muestran todos los rostros de las mujeres pintadas, pero de una forma consecuente, es decir, el rostro de una se convierte en el de la otra pintura y así sucesivamente; sentía que mi alma y mis sentimientos se reflejaban en cada una de esas mujeres, en cada una de esas pinturas, como si ellas fueran mi tristeza, mi dolor, mi alegría, mis recuerdos, fue algo muy hermoso y extraño.  También me puse a escuchar una canción de Coldplay, mientras la escuchaba me empecé a mirar los dedos de las manos,  en los pliegues de los dedos empecé a ver rostros, los rostros se transformaban, me sonreían, era grandioso, veía las venas de mis ojos, las que pasan por encima de la pupila, veía la sangre correr lentamente, los glóbulos rojos. Me entraron ganas de salir a la banca que hay afuera de mi casa, quería ver la luna, así que bajé las escaleras, abrí la puerta muy despacio y salí, me quede parada mirando el árbol de la casa del frente, el árbol se empezaba a mover por el viento, sentía que el sonido de las hojas eran  voces, voces sabias que me decían que todo era una corriente  hermosa de energía, que los seres humanos debían ser salvados de ellos mismos, que los músicos podían ayudar a las personas pero de una forma indirecta, en cambio los psicólogos podían hacerlo de una forma personal, yo tenía una capacidad única de ayudar a las personas que sufren porque yo de verdad me interesaba por los sentimientos de otros, me dijo que debía estudiar esta carrera, que el destino no me puso allí al azar, me dijo que debía seguir tocando música, pero que yo debía ser psicóloga, no músico,  ese era mi destino, uno de los propósitos importantes en mi vida; el árbol me sonrió y yo me sentí aliviada, me dijo muchas más cosas que son difíciles de explicar, sentí tanta paz, fue como un contacto directo con la naturaleza.

Había rocío en la entrada del garaje, la entrada es de baldosa, sentía que las gotas se movían y empezaban a mostrarme formas, no entendí bien muy bien lo que significaban esas formas, pero sabía que representaban cosas de mi pasado, me agaché, toqué las gotas húmedas y empecé a dibujar un rostro que luego empezó a volverse azul. Todo se veía como en las películas viejas, con ese efecto de la cámara cuando salen puntitos y rayas negras, me sentía como en ese video de Lana del Rey “Video Games”.

Entré al baño y me miré al espejo, llegué a la conclusión de que soy un ser hermoso y único que no debe autodestruirse, no calculé cuanto tiempo me quedé allí pero estaba maravillada por las ondas de mi pelo, parecían moverse como olas de un mar negro, me miré de cerca los ojos y tenía las pupilas dilatadas, me sentí como un gato,  la chica del espejo hacía caras que yo no estaba haciendo, a veces hacía sonrisas malvadas, otras veces me observaba maravillada, es como si hubiese visto otra faceta de mí, quisiera describirlo mejor, pero como dije anteriormente, es algo tan grandioso que no puedo.

Vi el video de Pumped Up Kicks de Foster The People, en la parte en la que están surfeando toqué la pantalla del computador y sentí que las olas del mar entraban por todo mi cuerpo a través de mi mano, wow. Me dio mucha sed, así que bajé por agua, me dieron ganas de verme al espejo de nuevo y me sentía como una pintura, me sentí como la niña del vaso de agua que había pintado el hombre de vidrio en la película “Amelie”, la que miraba al vacío, la que no lograba encajar.

Aprecio si leyeron todo esto, fue una experiencia importante para mí.