Sólo les cuento.

 Que malditos impulsos de querer escribir, de querer llenar las hojas de un cuaderno o de un archivo de Word, aquí estoy mis queridísimos y apreciadísimos  lectores.  El viernes no fui a clase y me sentí muy  vaga por eso, ¿Por qué no fui a clase? Me dio flojera, ¿Qué más pensaban que iba a decir? Lo demás son excusas,  las excusas son mentiras y en este blog no se miente.  Tengo hueco los martes y los jueves, me pareció una maravillosa idea ese descanso de 12 a 2 de la tarde cuando inscribí horario, pero es el hueco de la perdición, siempre termino yendo a un parque con mis amigos de la U a fumarme la vida, es chévere entrar trabado a clase porque te concentras más y te sientes relajado para hacer todo, pero todos los viajes cogen diferente y a veces sólo quieres comer e irte a dormir, incluso una vez por entrar así a clase anoté la tarea en la materia equivocada y cuando fui a buscarla no recordaba dónde la había anotado y casi muero, era una tarea importante y me dije a mi misma: No vuelvo a fumar marianita antes de entrar a esa clase, nunca más. Pero me curtí, el jueves fumamos dentro de la universidad (Ya sé, que extremo), estábamos afuera y llovía un poco, Poli, la del cabello rojo y encantador tenía una sombrilla gigante, nos fuimos de donde estábamos y nos protegimos con un techito de un edificio, no podíamos ir al parque porque habían muchos policías ese día por algo de unas protestas, entonces nos sentamos en el suelo, abrimos la sombrilla para taparnos e hicimos un sauna de la felicidad.  No teníamos donde botar el humo para que no se viera ni oliera, pero Sergio tiene una maleta en forma de bolsa, se podía cerrar del tamaño de la boca, así que la usamos de destilador, me tocó fumar a mí y cuando fui a botar el humo en la maleta esta se infló, quité la boca y la maleta estaba invadida de ese humo blanco, creo que los libros que estaban ahí adentro estaban volando más que yo. 

Sergio tenía una cita con una chica que conoció en la universidad, adivinen como se fue a la cita, su primera cita con la niña y se fue trabado, pobre chica, no sabe lo que le espera. Yo quiero a Sergio, es un idiota con las mujeres pero lo quiero. 

Otra de las misiones que hay que cumplir en los huecos de la perdición es comer,  eso te baja la traba un poco, comer después de fumar marihuana es lo más delicioso que existe, toda la comida te sabe como un manjar de los dioses, por eso, si van a ponerse a hacer dieta, no les recomiendo que fumen, a mí me pasa que la dejo cuando voy a hacer dieta, porque la he fumado estando a dieta y todo se va a la re shit. Aunque me alegra que la Mary Jane haga que la comida sepa tan rico, me hace apreciar más la comida, por eso ya no la vomito, me ha ayudado a superar la razón por la que me abrí este blog, porque antes sólo lo utilizaba para escribir sobre lo gorda que me sentía y lo que había comido el día anterior y lo que comería después y en lo miserable que me sentía por no poder verme como Natalie Portman; de vez en cuando escribo sobre eso, pero eso ya no es el centro de mi mundo, estoy más tranquila por ello, prefiero escribir sobre mis experiencias con las sustancias psicoactivas que sobre mi horrible cuerpo, hablar sobre eso me deprime. 

El caso es que ese día entre trabada a clase, nada que hacer, menos mal sólo era la revisión de un trabajo, en el cual me fue bien, podíamos escoger el tema que quisiéramos y yo escogí “Los efectos de la música en el estado de ánimo”, espero poder curar en un futuro no muy lejano enfermedades mentales con musicoterapia, combinaría las dos cosas que más me gustan, eso  me haría muy feliz. Entrar así a clase no es tan malo, entiendes más, te sientes en el tema, estás como en la jugada, incluso se te ocurren buenas ideas, cosas muy creativas, algunas veces escribo cuando estoy en estados alterados de la mente y cuando estoy normal lo vuelvo a leer y no tiene sentido, es estúpido o es algo brillante y genial; es parecido a los sueños cuando intentas recordarlos, algunos no tienen sentido, otros son estúpidos, otros son brillantes y geniales. 

¿Sabían que Natalie Portman estudió psicología? Yo tampoco.