Moon.
La vida intenta buscar razones suficientes para justificar que ella es mejor que la muerte. La muerte no hace nada, porque es la muerte y ya.

miércoles, 27 de junio de 2012

Odio.


 Este texto no es mío, pero él supo escribir lo que siento yo.

Tomado de “Destinitos Fatales” Andrés Caicedo Estela

Odio a mi cuerpo y mi alma, dos cosas importantes, rebeldes a los cuidados y normas de la maldita sociedad. Odio mi pelo, un pelo cansado de atenciones estúpidas, un pelo que puede originar las mil y una importancias en las fuentes de soda. Odio la fachada de mi casa, por estar mirando siempre con envidia a la de la casa del frente. Odio a los muchachitos que juegan fútbol en las calles, y que con crueldades y su balón mal inflado tratan de olvidar que tienen que luchar con todas sus fuerzas para defender su inocencia. Sí, odio a los culicagados que cierran los ojos a la angustia de más tarde, la que nunca se cansa de atormentar todo lo que encuentra… para seguir otra vez así: con todo nuevamente, agarrando todo, todo !. Odio a mis vecinos quienes creen encontrar en un cansado saludo mío el futuro de la patria. Odio todo lo que tengo de cielo para mirar, sí, todo lo que alcanzo, porque nunca he podido encontrar en él la parte exacta donde habita Dios. Conozco un amigo que le da miedo pensar en él, porque sabe que todo lo de él es mentira, que él mismo es una mentira, pero que nunca ha podido –puede- podrá aceptarlo. Sí, es un amigo que trata de ser fiel, pero no puede, no, lo imposibilita su cobardía.

Odio a mis amigos… uno por uno. Unas personas que nunca han tratado de imitar mi angustia. Personas que creen vivir felices, y lo peor de todo es que yo nunca puedo pensar así. Odio a mis amigas, por tener entre ellas tanta mayoría de indiferencia. Las odio cuando acaban de bailar y se burlan de su pareja, las odio cuando tratan de aparentar el sentimiento inverso al que realmente sienten. Las odio cuando no tratan de pensar en estar mañana conmigo, en la misma hora y en la misma cama. Odio a mis amigas porque su pelo es casi tan artificial como sus pensamientos, las odio porque ninguna sabe bailar go go mejor que yo, o porque todavía no he conocido a ninguna de 15 años que valga la pena para algo inmaterial. Las odio porque creen encontrar en mí el tónico ideal para quitar complejos, pero no saben que yo los tengo en cantidades mayores que los de ellas… por montones. Las odio y no lo dejo de hacer porque las quiero y aún no he aprendido a amarles.

No sé, pero para mí lo peor de este mundo es el sentimiento de impotencia. Darse cuenta uno de que todo lo que hace no sirve para nada. Estar uno convencido que hace algo importante, mientras hay cosas mucho más importantes por hacer, darse cuenta que se sigue en el mismo estado, que no se gana nada, que no se avanza terreno, que se estanca, que se patina, no poder uno multiplicar talentos, estar uno convencido de que está en este mundo haciendo un papel de estúpido, para mirar a Dios todos los días sin hacerle caso.

¿Y qué? ¿Busca algo positivo uno? ¿Lo encuentras? Ah, no. Lo único que hace usted es comer mierda. Vamos hombre, no importa en que forma se encuentra su estómago, piense en su salvación, en su destino, por Dios, en su destino, pero esta bien, eso no importa. ¿Qué no? Vea, convénzase: por más que uno haga maromas en esta vida, por más que se contorsione entre las apariencias y haga volteretas en medio de los ideales, desemboca uno a la misma parte, siempre lo mismo… lo mismo de siempre. Pero eso no importa, no lo tome tan en serio, porque lo más chistoso, lo más triste de todo es que UD se puede quedar tranquilamente, s u a v e m e n t e,  d e f e c á n d o s e, p u d r i é n d o s e,  p o c o  a   p o c o,   t ó m e l o   c o n   c a l m a… ¡Calma! ¡Por Dios, tómelo con calma!

Odio la avenida sexta por creer encontrar en ella la bienhechora importancia de la verdadera personalidad. Odio el Club Campestre por ser a la vez un lugar estúpido, artificial e hipócrita. Odio el teatro Calima por estar siempre los sábados lleno de gente conocida. Odio al muchacho contento que pasa al lado y que perdió al fin del año cinco materias, pero eso no le importa porque su amiga se dejó besar en su propia cama. Odio a los maricas por estúpidos en toda la extensión de la palabra. Odio a mis maestros y sus intachables hipocresías. Odio las malditas horas de estudio por conseguir una maldita nota. Odio a todos ellos que se cagan en la juventud todos los días.

¿Es que sabes una cosa? Yo me siento que no pertenezco a este ambiente, a esta falsedad, a esta hipocresía. Y ¿Qué hago? No he nacido en esta clase social, por eso es que te digo que no es fácil salirme de ella. Mi familia está integrada en esta clase social que yo combato, ¿Qué hago? Sí, yo he tragado, he cagado este ambiente durante quince años, y, por Dios, ahora casi no puedo salirme de él. Dices que por qué vivo yo todo angustiado y pesimista? ¿Te parece poco estar toda la vida rodeado de amistades, pero no encontrar siquiera una que se parezca a mí? No sé que voy a poder hacer. Pero a pesar de todo, la gloria está al final del camino, si no importa.

La odio a ella por no haber podido vencer a su propia conciencia y a sus falsas libertades. La odio porque me demostró demasiado rápido que me quería y me deseaba, pero después no supo responder a estas demostraciones. La odio porque no las supo demostrar, pero ese día se fue cargando con ellas para su cama. Yo la quiero muchacha estúpida, ¿no se da cuenta? Pero apartándonos de eso la odio porque me originó un problema el berraco y porque siempre se iban con mis palabras, con mis gestos y mis caricias, con todo… otra vez para su cama. Pero, tal vez, para nosotros exista otra gloria al final del camino, si es que todavía nos queda un camino… quién sabe…

Odio a todas las putas por andar vendiendo añoraciones falsas en todas sus casas y calles. Odio las misas mal oídas… Odio todas las misas. Me odio, por no saber encontrar mi misión verdadera. Por eso me odio… y a ustedes ¿les importa?

Sí, odio todo esto, todo eso, todo. Y la odio porque lucho por conseguirla, unas veces puedo vencer, otras no. Por eso la odio, porque lucho por su compañía. La odio porque odiar es querer y aprender a amar. ¿Me entienden?. La odio, porque no he aprendido a amar y necesito de eso. Por eso odio a todo el mundo, no dejo de odiar a nadie, a nada…

A nada 

A nadie 

¡Sin excepción!





Siento mucho odio por todo lo que existe, tal vez porque amo demasiado.







7 comentarios:

Noelia dijo...

El odio es un sentimiento que deberia ser inexistente, aunque como tu dices para odiar primero hay que haber amado demasiado, como para que este cause tal dolor...pero en verdad creo que siempre es mucho mejor quedarte con lo bueno de la vida y lo vivido en ella que el daño que ha podido causarte

ℒ. dijo...

no es bueno tanto odio cielo... espero que estes mejor <3.

Poison Insane dijo...

"A nada, a nadie. ¡Sin excepción!" Dicen que del amor al odio hay un solo paso, nunca lo vivencié... El odio no es bueno, tampoco sé si se evoluciona teniendo tanto odio, pero entiendo tener malos sentimientos hacia algo o alguien... En fin... "...Yo me siento que no pertenezco a este ambiente, a esta falsedad, a esta hipocresía..."

Un abrazo

Simi dijo...

Odio, a veces tan inconprendido pero tan facil de adquirir.... De sentir y vivir que realmente una vida sin el puede pasar como una no vida..... Es tan parte de este mundo como el mundo mismo y a veces en cantidades tan grandes puede ser destructivo. Pero realmente sucede lo mismo con el amor , no?.... Es parte del mundo y en exceso daña..... Despues de todo los dos son parte de un todo, no existen el uno sin el otro..... Y como tu misma lo dices: uno odia porque ama..... Y uno ama porque odia.... Es cosa de encontrar un equilibrio digo yo........ Y si alguna vez alguien lo encuentra tal vez nos puedan indicar donde comenzar a buscarlo!

Boris Estebitan dijo...

Hola, saludos, que tengas un lindo inicio de semana, un gusto visitar tu blog, yo te invito a visitar el mio (El Blog de Boris Estebitan) y leer un poema mio titulado "The Ballad of Boris Esteban", es un poema a la esperanza.

Anónimo dijo...

Me ha encantado tanto odio expresado. Andrés Caicedo Estela sin duda ha logrado hacerme sentir identificada a mi también. Soprendente de verdad.

Cuidate hermosa

Amapola dijo...

La oscuridad no existe, es solo ausencia de luz. El odio tampoco existe es solo ausencia de amor. Espero puedas encontrar el amor que necesitas.